Tiendas de juegos «frikis»

¡Hola parejitas jugonas!

Imaginemos que somos una madre, que busca comprar un regalo a su hijo. Imaginemos que hemos visto a nuestro hijo con juegos de cartas y juegos de mesa. Imaginemos que estamos en una ciudad… llamémosla “Cartagena”, y que miramos por internet buscando tiendas de juegos.

Pues bien, el resultado será pobre, pero al menos encontrarás opciones:

Podemos ir a la tienda de barrio de cartas Magic (así como juegos de mesa).

Podemos ir a la tienda de barrio de miniaturas y warhammer (así como juegos de mesa).

Somos una de esas personas que no compra en tiendas online.

Digamos que queremos apoyar al pequeño comercio y no comprar en una de las franquicias de juguetes. Vamos primero a la tienda de cartas Magic. Al llegar allí, nos encontramos con una especie de cochera llena de posters, con muchos “chicos” (de entre 25 y 40 años) jugando a las cartas. Preguntamos y nos indican que el dueño se encuentra fuera en este momento, que vuelve enseguida. Le decimos que no tenemos prisa, que no nos importa esperar.

Mientras estamos allí, vemos a la “chavalada”. Son un grupo que no paran de soltar improperios, hacer comentarios sexistas, moverse por el local como si fuera su casa, gritarse y comportarse “como hombres”. Luego pienso en mi hijo, al cual quiero comprarle algo ahí, para que luego venga a jugar aquí…

A los 15 minutos de espera, vuelve el dueño. Sus ojos no nos miran directamente, respira entrecortado y en el ambiente se aprecia un fuerte olor a hierba del campo. Le preguntamos por los juegos de mesa, y nos muestra tres cajas descoloridas, llenas de polvo… casi mejor nos vamos…

Pues bien, vamos a la otra tienda del barrio. En los escaparates vemos montones de miniaturas, algunas de mujeres desnudas, pero bueno, será normal. La tienda al menos parece una tienda, y está bien iluminada.

Entramos y una bofetada de hormonas y sudor nos penetra las fosas nasales, nos marea y nos da arcadas. ¿Cuántas horas llevan aquí? ¿Por qué no abren la puerta? ¿Y una ventana?

Vemos a “chavales” (de 15 a 30) que junto con los dueños están jugando en una mesa. Nos saludan al entrar y nos miran como con miedo, preguntándose qué hacemos allí. Preguntamos por juegos de mesa y, sin levantarse de su mesa, la dependienta nos señala a una estantería de juegos ajados, azulados, polvorientos… Preguntamos el precio y nos señala “cordialmente” que “lo pone en la caja”. Miramos entre lo que hay. El olor nos atosiga, por lo que no podemos esperar más. Está todo lleno de miniaturas y cartas, algunos peluches y comics, pero casi todo sucio y el olor es inaguantable.

Salimos escopeteados de ambas tiendas. Ya sólo nos queda buscar en las franquicias (Corte Inglés, jugueterías…) donde los vendedores no tienen ni la más mínima idea de eso que buscamos, sin tener conocimientos para asesorarnos.

Así que este año, en lugar de un juego de mesa, le regalo a mi hijo una videoconsola, para evitar que vaya a esos lugares, en los cuales no querría que se viera envuelto mi hijo.

Y así señores, es como conseguimos que se nos conozca por frikis fuera del mundillo.

Gracias a dios, muchas tiendas (no todas las que debieran… pero muchas) se ponen las pilas cada día para intentar abarcar a un grupo de personas más familiar, para ofrecer lugares donde de gusto entrar, te asesoren con cuidado y respeto y puedas comprobar la cantidad de productos perfectos para tu hijo y toda tu familia. Luego tenemos gracias a dios las tiendas online, que también nos ofrecen un magnífico servicio y compra venta, mejorando en mucho algunos servicios cara a cara.

¡Hasta la próxima entrada!