¡Hola parejitas jugonas!
Una de mis aficiones (entre otras muchas) es recorrerme casi cada juguetería que encuentro, buscando juguetes que la gente no quisiera. No los compro, no siempre, pero me hace mucha gracia pensar en esos pobres muñecos que nadie quiso comprar. Me recuerdan al Capataz de Toy Story 2. Bueno, pues en una de esas me encontré que habían puesto «en promoción» botes de plastilina Play Do’h y mi niño interior no pudo contenerse. Bueno, pudo, hasta que encontró una excusa para gastarse el dinero. Esa excusa, como casi cada excusa que tengo para gastar, son los juegos de mesa.
Me puse a investigar sobre juegos de mesa que contaran con la plastilina como elemento unificante del juego. Y aunque en la lista de la BGG parezca que hay muchos, se pueden al final resumir en dos categorías muy básicas:
1) Moldea algo en plastilina para que los demás lo adivinen. Esto puede venir con distintas variaciones en el sistema de votar (que si votan tus compañeros de equipo, que si algunos tienen que adivinarlo antes, que si tienes que lograr llegar a un destino concreto para adivinarlo). Al final, toca moldear con velocidad y esperar que suceda algo.
2) Crea un muñeco (usando un molde que trae el juego) y aplástalo con todas tus fuerzas. Destripa, destroza, saca y raja a esa bola de plastilina para el disfrute del personal y propio. Luego, ya si eso, además metemos alguna mecánica de tirar un dado y moverte (una Oca) para que no sea tan obvio.
De los primeros, todo aquel que haya intentado moldear una zebra en plastilina en 1 minuto entenderá lo frustrantes que pueden ser. No solo no es tan fácil moldear plastilina como parece, sino que además es muy complicado hacer referencia a ciertos elementos específicos de la figura. Y ya es una risa si encima tenemos que hacer verbos, o actividades. Hay uno que tiene un poco de mejor pinta (ya que parece más juego) creado por el señor Klaus Teuber (el de Catán, sí) que ahora reeditarán. El juego se llamará ahora Dohdles! y esperemos que esté bien. Al menos, todos podemos crear al mismo tiempo y preguntar y adivinar todos juntos.
De lo segundo, por divertido que sea durante 10 minutos, no es un juego que merezca mucho la pena para largo, o para varias veces. Son juegos que quedan un poco muertos. Además, el montaje de los mismos suele ser un fastidio enorme.
Por lo que, de entre toooodos estos juego, al final, con mecánicas distintas o ideas divertidas, nos quedamos con muy, muy pocos. De aquí que se nos ocurriera coger la plastilina, limpiar la agenda y ponernos a intentar probar aquellos que no cayeran en estas dos categorías, o intentar inventar alguno distinto.
No puedo decir que lográramos lo segundo, pero vaya que si lo intentamos.
Os comento un poco los juegos que encontramos divertidos para jugar con plastilina (intentando que fuera un elemento necesario en el juego):
Encontramos por ahí un antiguo juego de Haba llamado Detektiv Spürnase, un juego infantil que mediante plastilina y unas figuras de animales, intentamos descubrir qué animal ha dejado su huella en la tierra. Un jugador hará una marca con uno de los animales (no importa qué parte) y el siguiente debe intentar adivinar a qué animal pertenece la marca en cuestión. Si lo adivina, se queda el animal, si no, repetir paso uno. Es sin duda original, pero quizá demasiado infantil para nosotros.
Lo que nos es infantil para nosotros (para nada) fue convertir la idea en un Animal sobre animal, donde intentabas crear un mundo abarrotado de animales sobre la bola de plastilina. Si conseguías encajar tu animal, te lo quitabas de enmedio. Si se salía alguno, te lo quedabas. Si tirabas la bola, perdías. El primero que se quitara de sus animales, ganaba. Es… sinceramente es muy divertido, siempre que te gusten los juegos de equilibrio y habilidad.
Luego tenemos un juego muy… diferente. Es un juego que ya conocíamos (además, que lo llamamos «el de la plastilina») y que hemos jugado en alguna ocasión, siempre con hilarantes resultados. El juego en cuestión es Clay-O-Rama. En este juego, cada jugador dispone de un tiempo, antes de comenzar a jugar, para crear su propio Claydonian. Este muñeco puede ser absolutamente como tú quieras. Puedes hacer lo que quieras con él. Incluso puedes guardar pedacitos de plastilina para crear proyectiles. Luego, el máster de la partida dispondrá las cualidades a las que se ajusta tu muñeco (movilidad dependiendo del número de patas, número de golpes permitidos, peso, vida…). Luego toca liarse a palos con los otros muñecos. Las habilidades son tan coloridas y divertidas (el dedo de dios, el peñasco de la muerte) que no puedes sino reirte un rato. No es un juego para tomarse en serio (por el amor de Soid, es plastilina), pero sí un juego para pasar una gran tarde en compañía. Y para dos… bueno, no mucho, pero sí si juegas con niños que no se frustren al ver a su muñeco hecho pedazos.
Ya con la tarde/noche bien entrada, dejamos un rato volar la imaginación. Se nos ocurrían mecánicas de subastas (con una báscula para pesar la plastilina con la que apostábamos), ideas de juegos de habilidad (un juego de golf con canicas, un juego de futbol, una batalla de bolas de nieve)… y al final, de tanto entretenernos, montamos un pequeño dungeon, cogimos nuestro «dado al cubo», unos meeples, y nos dispusimos a realizar una épica campaña. Con armas inventadas, cofres de plastilina, un gran cubo gelatinoso come hombres (era fácil de hacer, la verdad) y muchas tiradas de muchos dados, conseguirmos (no sin antes perder varias vidas) derrotar al malvado «Dragón sin Cara» que te absorbe el alma y encima se ríe de ti.
Por último, y algo que nos queda sin testear, pero que me gustaría dejar aquí por si alguien quiere probarlo, es un pequeño juego narrativo, usando la plastilina como fuente de inspiración, así como juegos como «Las Extraordinarias Aventuras del Barón Munchausen».
En el juego, interpretamos un grupo de IGORS, empleados del gran y magnífico D. Octor. Se nos ha encomendado en nuestra última misión conseguir piezas para crear el ser perfecto, el nuevo y mejorado ADÁN. Debemos traer las piezas para construir el monstruo, así como contar nuestras peripecias vividas para conseguirlas.
Al comienzo de la partida, se le entrega a cada IGOR (o jugador) un pedazo de plastilina y una misión («Necesito un par de piernas para ADÁN»). Repartiremos las partes del cuerpo de ADÁN entre los jugadores (Cabeza, piernas, torso y brazos). Si hay más jugadores podemos entregar un brazo o una pierna a cada jugador, en lugar de los dos al mismo. El juego sería para 4 jugadores, aunque se puede modificar para 3 (cabeza y torso al mismo jugador), para 5 (un brazo para cada jugador) o para 6 (una pierna para cada jugador)
Los jugadores tendrán 10 minutos para crear su figura. Puede ser todo lo rocambolesca o normal que quieras. Una pinza de cangrejo, una pata de conejo, el brazo de un remero, la cabeza de un expresidente, una patata vieja… todo lo que se os ocurra, viene bien. Hay que tomárselo con risa. Al fin y al cabo, estás jugando con plastilina. Guardar antes de terminar dos bolitas de plastilina pequeñas. Servirán para interactuar con los otros jugadores.
Cada jugador presentará su descubrimiento a los otros IGORS. Comenzará contando la historia de cómo encontró su parte del cuerpo. Puede inventarse la historia que quiera, pero merece la pena que al menos sean unos 5 minutos de historia, y que «seguramente» ha tenido más de un problema para conseguirla, o que sus planes no han salido como él esperaba.
Los demás jugadores pueden en cualquier momento (aunque no interrumpiendo a otro IGOR que interrumpe) entregar un trozo de plastilina al IGOR narrador, añadiendo una pega que encuentran en esa parte del cuerpo. Por ejemplo, un IGOR que haya traido un brazo, puede ser interrumpido por otro IGOR diciendo: «¿¡Pero no ves que tiene siete dedos!?». El IGOR que interrumpe entregará la plastilina al IGOR narrador. Este último incorporará la nueva plastilina a su diseño, inventando una excusa de su fallo, pero añadiendo las ENORMES ventajas con las que contará ADÁN gracias a esto.
Una vez todos los jugadores han presentado su parte del cuerpo, ensamblarlo entre todos y disfrutad de la gloria que habéis creado.

Este juego no es para dos jugadores, y es por esto que no se ha podido testear… todavía.
Resumiendo, con un euro de plastilina, se puede echar una tarde MAGNÍFICA en la compañía adecuada. Así que no lo dudéis, pillad unos pocos paquetes (nosotros compramos cuatro, por si se nos ocurría algo y porque estaban en una oferta aún mayor) y disfrutad como antaño, con la imaginación.
Y además, el olor en tus manos al acabar es casi afrodisíaco.
Y como guinda…

¡Hasta la próxima entrada!
Genial entrada! Me lo apunto para gynkhanas. El tema de subastar con báscula está bien, pero hay que dar a cada jugador porciones que pesen lo mismo.
Otra cosa: en jugueterías venden una plastalina especial que se endurece una vez moldeada. Se puede usar para crear meeples de figuras cuthluescas. He visto por ahí alguna empresa que usa esta plastalina para personalizar eurogames como Agrícola. Se acabaron los oveja-cubos blancos.
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Oh. Se me acaba de ocurrir uno muy de mi tema: «AMEBA. EL JUEGO». Lo inscribiré al concurso de imprimir y jugar, jeje.
Cada jugador recibe un bloque entero de plastilina de un color.
Se dispone plastilina de un tercer color en el tablero a modo de comida. También se puden poner canicas o componentes sólidos.
Los jugadores en su turno deberán mover la plastilina de su color por el tablero, pudiendo comer las plastilina-comida.
Las reglas de movimiento son tan sencillas como lo siguiente.
Puedes mover tu ameba alargándola (comienzo de paso) o acortándola(fin de paso), como esos gusanos que mueven sobre su cuerpo. Es decir, la plastilina mueve pivotando sobre sí misma.
También puedes dividir tu ameba en dos para llegar a dos áreas del terreno a la vez.
Cuando llegas a un nuevo bloque de plastilina (comida o enemigo), si tu ameba puede envolverlo más del 70% sin abandonar su posición, se lo come y lo incorpora a su cuerpo.
Por tanto, el juego va de dividirse, comer tanta comida neutral como se pueda, y arrejuntarse de nuevo para comer al enemigo. Si te divides, además te arriesgas a ser comido por un enemigo más grande.
Las canicas y demás sólidos restan movilidad pero añaden volumen, con lo que es más difícil que te coman. demás, pueden dar más sabor temático al juego si en vez de canicas se colocan meeples y casitas.
Se puede jugar sin tablero, pero para limitar espacio yo usaría un tablero de casillas hexagonales para poder decidir mejor cuando se puede comer sin abandonar tu posición.
Para que sea más táctico haría que los dos jugadores en vez de empezar con un bloque gigante, empiecen con 5 amebas resultantes de dividir ese bloque. Así deberían decidir si juntarse cuanto antes mientras el rival come comida o no.
Lo probaré en casa y lo inscribiré al concurso. Saludos!!!
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Pues no lo dudes, testea, redacta las reglas y envía 😀
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Usan Fimo, que es una masilla plástica que permite ser cocida. Bueno, Fimo u otra marca similar. No es exactamente plastilina, pero muy similar. Nosotros la usamos para hacer chorraditas, pero nada para juegos (aun).
Luego en las jugueterías vende lo que tu dices, pero no creo que sea eso lo que usan, porque es muy cara para la cantidad que trae. El Fimo además se tiene que hornear. También hay plastilinas que cuando se secan se convierten en espuma blandita (pero no da para hacer grandes detalles).
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